Tributos

martes, 26 de junio de 2012

Capitulo 12: "Nata"

Quiero agradecerles a Perfecta Imperfección y a Shoppo por ayudarme con lo de la entrada ¡lo necesitaba! Y ahora el capitulo, que parece inofensivo pero creerme tendrá también su relevancia...


Un leve rayo de luz entra por mi ventana. Quito las sabanas con pereza y estiro los músculos.
Es entonces cuando veo la hora que es.
Rápidamente me levanto de la cama y saco a tirones la ropa de entrenamiento. Me echo agua en la cara para despertarme y me peino el pelo mientras voy camino al Comedor. Cojo la bolsa, muy ligera, y veo que Darrent solo me ha dejado dos galletas. Enfurecida, me las como sin dejar miga y bajo corriendo las escaleras.

Cuando llego al Gimnasio, me permito respirar aliviada; al verlos a todos concentrados en los puestos, pensando que tal vez no hayan notado mi ausencia. Pero una mano en mi hombro me detiene y me hace perder la esperanza en esa idea.
Los oscuros ojos de Atala me miran fijamente.
-¿Donde estabas? Son las once.
-Lo siento, me quede dormida-digo a modo de disculpa.
Ella me suelta y se aleja. Suspiro algo más tranquila, aunque veo como Drew y Mimoego se ríen por lo bajo, al igual que los rebeldes.
Están observándonos desde el primer día, sentados alrededor de un pequeño festín, que me hace babear con solo verlo, pero uno me clava la mirada y yo me giro. Me pongo firme y decido empezar por el puesto de nudos. El entrenador es simpático y me enseña a hacer nudos capaces de agarrarse en cualquier sitio, siempre que su agarre aguante.
Cuando comienzo a cogerle el truco a una trampa que me ha enseñado, se me une la tributo del once, Criskti, de cabellos azulados y temibles manos. Comienza haciendo sencillos nudos y no puedo desviar la mirada de sus ágiles dedos, capaces de colocar bombas (algunas de ellas, se utilizaron en la guerra) capaces de destrozar un kilómetro entero a su paso.
Cuando termino la trampa y me levanto para dirigirme al puesto de espadas, noto su mirada clavada en mí. Me giro y le espeto:
-¿Qué?
-Nada, eres interesante, pero ¿un poco enana*, no?-dice con voz suave.
Su respuesta me es extraña y un poco bastante ofensiva, pero me acerco a ella y le digo:
-Bueno, dudo que lo sea más que tú, C*.
Chasquea la lengua.
-Touché.
Sonrío y su mirada se fija en mi guardapelo. Lo abro y le muestro el reloj, parado.
-Está roto-una idea loca se me ocurre y le digo-¿podrías arreglarlo?
Ella me mira durante un rato para ver si bromeo y luego dice:
-A cambio de una clase de esgrima.
Asiento enérgicamente.
Nos sentamos en una esquina del Gimnasio, y para entretenerme cojo dos pesas pequeñas de cinco kilos cada una. La primera la aguanto, pero la segunda por poco no se me cae en el pie, lo que provoca las risas de algunos tributos.
Desmonta el reloj y su expresión cambia, volviéndose sorprendida.
-¿No lo puedes arreglar?-pregunto preocupada
-Si, lo arreglaré, pero... aquí hay más piezas que... ¡oh!-dice comprendiendo algo.
Arqueo una ceja en busca de una respuesta, pero ella se limita a reparar el reloj y cinco minutos después me lo devuelve como nuevo.
-Gracias.
Caminamos hasta el puesto de espadas y le interrogo sobre sus bombas. No me cuenta gran cosa, pero me explica como hacer una bomba tan pequeña que entraría hasta en la cajita más diminuta y sería capaz de hacer estallar todo lo que estuviera a cinco metros de ella. Impresionada, le tiendo una espada y cojo un muñeco de practicas, le enseño las poses básicas y algunos desplazamientos. Luego paso a los ataques y finalmente ella prueba a practicar con el entrenador mientras yo me largo a buscar a mi pelirosa.
La encuentro en el puesto de los cuchillos. Me coloco detrás de los tributos del siete y veo como lanza tres a la vez y acierta dos en el cuerpo del muñeco, en la cabeza y el corazón. Cuando se vuelve me sonríe y se abalanza sobre mí.
-¡Menos mal que estás aquí! ¡Había comenzado a preocuparme!
-Anda, ven, vamos a comer-en ese momento suenan los altavoces y ella se tapa los oídos-¿Por qué haces...?
-¡Ssshhh...! Quiero sacar esa voz de mi cabeza.
No se si reírme o llorar con la elección de esta chica. Pero como no quiero parecer débil hago lo primero y la arrastro hasta el comedor.
Cogemos un plato de arroz y otro de pasta. Luego me abalanzo al final del bufete por que hoy nos permiten postre y lleno mi bandeja con soufles, helados y tarta. Natalia coge un bote de nata y comienza  a echarla por todo su plato. Sin duda, es la comida más deliciosa que he probado desde que estoy aquí, y le hago honores repitiendo. Cuando terminamos comienzo a llamar a mi aliada "Nata" por que ella sólita se terminó todo el bote de la nata y comenzó con otro hasta que se lo quitaron los cocineros del bufete. 
Durante el entrenamiento de la tarde Nata y yo nos dedicamos a visitar los puestos de supervivencia. Aprendo a hacer fuego con silex, Nata prueba el combate cuerpo a cuerpo, pero con lo delgada que es, la tengo que rescatar cinco minutos más tarde. Para finalizar, cada una se dirige a su puesto predilecto, ella va a tirar con la honda y los cuchillos y yo me acerco a las espadas.
El entrenador me mira con una sonrisa de oreja a oreja. Me ofrece la espada que utilice el otro día y el se arma con la suya, pero esta vez cogemos escudos para practicar.
Al principio el escudo me molesta y me ralentiza, ya que tengo sujetarlo con la mano izquierda mientras con la otra le ataco. Pero llevo años practicando esgrima y estoy acostumbrada al uso de escudos, por lo que pronto me acostumbro. La cosa se pone interesante, ya que llevamos media hora luchando y todavía no ha caído ninguno de los dos, los demás tributos se concentran en nuestra pelea y forman un corro enorme en torno a nosotros.
El combate se pone al rojo vivo y llegamos al momento más tenso cuando me acorrala entre el puesto de los nudos y el de equilibrio. Cuando levanta su espada salto a la espaldera y comienzo a trepar por ella. Llego arriba del todo, me tiro al otro lado, al puesto de plantas comestibles, aterrizando sobre unas agujas de pino. Me giro para mirarle y prepararme.
Jadeamos y estamos sudando por la intensa batalla, desvío la vista un segundo hacía los rebeldes y veo de refilón a Peeta. Me señala y habla abiertamente con la mujer que está sentada a su lado, pero no la veo bien por culpa de mi flequillo, así me agacho para esquivar un ataque y aprovecho para apartarme el mechón de pelo.
El Sinsajo.
Me atrapa contra el suelo y noto el filo de la espada en mi cuello. Intento imaginarme aquello como si fuera la Arena y estuviera a punto de morir, pero soy incapaz. <<¡Vamos, Sophie! ¡Defiéndete! ¡Haz una línea*!>>
Suelto el escudo y libero mis piernas, lanzándolas hacia delante. Consigo distanciarme de su arma unos centímetros, los suficientes para rodar a un lado, ponerme de pie y lanzarle mi ataque al hombro. Termino con un precioso fondo* que le deja tendido en el suelo y me permito una sonrisa.
<<Muy bien, Sophie, ya puedes desmayarte>>
Y por supuesto, hago caso de lo que mi cabeza me dice.

Hace unos años...

-¿Abuelo, por que nunca ha ganado nadie de los Distritos pobres?
El hombre se gira y observa atentamente a su nieta, de ocho años recién cumplidos y una mente brillante, pero poco original en lo que se respecta a las desgracias.
-Bueno, verás, normalmente ganan los Distritos del uno, dos y el cuatro por que son los que más preparación tienen.
La niña asiente y corta una rosa amarilla marchita.
-¿Pero por qué apenas ganan los demás Distritos? Yo he visto tributos del seis, del ocho y del doce bastante fuertes como para intentar ganar.
Él hombre aprieta los labios y se obliga a recordarse con quien está hablando.
-Por qué en esos Distritos no entrenan ni se preocupan tanto por los Juegos cómo en los que te acabo de mencionar-dice pacientemente.
-Ya pero, abuelo, ¿por qué...?
Él hombre se abalanzó sobre ella y la agarró de sus huesudos hombros. La obligó a mirarle fijamente a los ojos y le susurró:
-Sophie, entiende esto: esos Distritos no ganan.
Volvieron a trabajar las flores de nuevo, esta vez sin hablar.
Y jamás volvieron a mencionar el tema.


*En la conversación de Criskti y Sophie, mi hermana (que también se llama Cristina) me pidió que pusiera lo de "enana" y "C" por que nosotras nos llamamos así cariñosamente.

*La línea en la esgrima es el ataque básico y sirve de "catapulta" para otros ataques. También sirve para mantener a distancia al contrincante. El arma debe golpear en el hombro del contrincante.

*El Fondo es un ataque de la esgrima. 
.

5 comentarios :

  1. Que bruto es Snow hasta con su nieta, ofú
    Me encanta el apodo que le pone Sophie a Natalia, "Nata", me recuerda a las gomas de borrar XD
    Besos

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  2. eso mismo digo yop q mal me cae es tio...!! jajajajp
    el capitulo me encanta, como siempre,,jajajajp
    me ace gracia lo de "nata"....!!

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  3. Me encanta! Mi hermana hace esgrima y me suena todo lo que dices de lo que me lo repite! Jajaja, muy chulo el capítulo y cada vez me gusta mas Natalia, quiero ver como termina Criskti... Besos:)

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  4. Está genial Nina!!
    Me encanta aparecer en tu historia, es... ¿Emocionante? ¿Perfecto?
    No sé como describirlo.
    Espero que cuando llegue el momento de matar a Leila y Asher que fuera intentando salvar el uno al otro o algo así, romántico.
    No dudo que dejará marca!
    Besoss y me encanta!

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  5. Me ha encantado! Que mal me cae Snow... es horrible incluso con su nieta. Tengo muchas ganas de ver como será la arena.
    Mmm nata... ya se lo que voy a merendar.
    Besos!

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